Como suele ocurrir en los torneos de selecciones nacionales de un partido, ganar la final no suele ser el mejor ejemplo de las virtudes de un ganador. Asimismo, el Bayern se ha proclamado campeón de Europa, por sexta vez en su historia y con plenas victorias, con una puesta en escena muy alejada de anteriores exhibiciones. que hizo los titulares en el día decisivo. No hubo magia, no hubo trabajo colectivo y prevaleció la búsqueda desinteresada de la ventaja del Bayern. El equilibrio del final lo rompió un objetivo casi aislado de Coman al inicio del segundo, en medio de la igualdad que se impone ante un Paris Saint-Germain lejos de sus mejores actuaciones, apesadumbrado como su estrella Neymar al final del partido, en vísperas de su primer título continental.
La final de Lisboa no será recordada por el partido, ni por la romántica historia de un Paris Saint-Germain sumido en la tragedia. Estrellas parisinas Neymar y Mbappé Tuvieron ocasiones en la primera parte de haber marcado, una muy clara cada una, pero cada leve falta de hormigón en la final da sus frutos. Las lágrimas de Neymar fueron un reflejo del final del partido, sin consuelo tras una actuación decepcionante en el día señalado para brillar.
Cerca del objetivoEl Paris Saint-Germain se mantuvo atento al juego y el plan de Tuchel no se alejó demasiado de lo que se mostraba mientras continuaba la eliminatoria, pero cuando el marcador se decidió para los alemanes, minutos de ha llegado la precipitación, nervios y algunas posibilidades de un equipo decepcionado, que nunca había estado tan cerca del gran objetivo de inversión de más de 1.200 millones de propiedades qataríes.
Con todo y con eso, casi en el galpón, tuvo la oportunidad de acercar a Choupo-Moting al área chica, pero cada acción del PSG en el partido transmitía la sensación de que no era el día, que el momento de la inspiración no estaba del lado parisino.
Las probabilidades prometían una final llena de espectáculo, con una lucha de poder entre dos máquinas diseñadas para el ataque, pero el empate estaba arraigado en el juego y el empate a cero permaneció en el marcador durante casi una hora.
Fue un juego decepcionante con los ataques más intimidados por la escena y por las circunstancias eso por el trabajo, a veces deficiente, de las defensas. No aparecieron estrellas, no hubo intercambio épico de golpes y no hubo oleadas de oportunidades. Lo que hubo fue un trabajo eficiente del Bayern.
Choque de voltajeLa primera parte había comenzado como un enfrentamiento lleno de tensión entre dos gigantes apresados por las circunstancias, que tantearon sus primeros puños y, poco a poco, se derrumbaron hasta, al final, los mejores minutos de la final. De camino al descanso llegó un disparo desde el poste de Lewandowski, también un tiro suave no apto para la claridad de la suerte de Mbappé, Maestro asistido magistralmente por Ander Herrera tras un inconcebible error de Alaba. Fueron oportunidades que el futuro del juego colocó en un nivel de importancia insospechado, especialmente aquellas en las que falló el equipo de Tuchel.
La intensa e implacable presión del Bayern en el nacimiento del partido del PSG había perturbado al francés hasta límites insospechados desde el principio, sin un momento de respiro, siempre con un alemán a la cabeza para desbaratar el tráfico más básico. Sin embargo, cada vez que el equipo de Tuchel pudo correr, se encontraron con un generador de peligro llamado Mbappé.
El Bayern estaba tan cómodo bajo presión como el PSG en la carrera de contraataque, pero el paso de los minutos calmó la intensidad alemana y los espacios para los franceses se hicieron más amplios y frecuentes.
Comer, decisivoDi María y Neymar también tuvieron su ocasión, en la que apareció un Neuer brillante, aunque el brasileño fue muy poco participativo desde la posición de delantero centro y, las pocas veces que apareció antes de la frustrante final, estaba en el centro de las fallas alemanas.
Entre los minutos de juego apresados por el miedo a recibir un gol de ambos equipos, Kimmich pareció marcar la diferencia. El alemán, que sufrió mucho en el lateral por los ataques de Mbappé, sacó un centro medido en el segundo palo, justo donde podía hacer más daño, justo donde Kingsley Coman parecía desmembrarse. Un empate que parecía inmutable en una final muy reñida.
El Bayern olió la sangre y se fue con todo a atacar ante un PSG noqueado, con Coman como principal exponente del desborde alemán, y aunque Kimpembe y Thiago Silva salvaron cada uno un balón casi por encima de la línea, aún quedaba un hilo de vida hasta el final. que los parisinos no pudieron aguantar.
El PSG se ha recuperado algo incluso con tiempo de reacción para empatar, también empujado por Flick sacando sus dos mejores armas del campo: Coman y Gnabry. Aun así, y ante la última oportunidad desesperada, el Bayern controló eficazmente el final y el ataque francés fue desordenado, interrumpido constantemente por fases de posesión de un Bayern cómodo, a pesar de una aparición salvadora de Neuer.
– Ficha técnica:
0 – París Saint Germain: Keylor Navas; Kehrer, Thiago Silva, Kimpembe, Bernat (Kurzawa, m. 80); Herrera (Draxler, c. 72), Marquinhos, Paredes (Verratti, c. 65); Di María (Choupo Moting, fallecido 80), Neymar, Mbappé.
1 – Bayern de Múnich: Neuer; Kimmich, Boateng (Sulé, m. 25), Alaba, Davies; Goretzka, Thiago (Tolisso, m 86); Coman (Perisic, c. 68), Müller, Gnabry (Cotinho, c. 68); Lewandowski.
objetivo: 0-1, m. 59: Come.
Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Advirtió a Davies (muertos 28), Gnabry (muertos 52), Sule (muertos 56), por el Bayern de Múnich, y Paredes (muertos 52), Neymar (muertos 81) y Thiago Silva (muertos 84), por el Paris Saint Germain.
Incidencias: Final de la Champions disputada en el estadio La Luz de Lisboa sin público