Carla Surez: “No le tengo miedo a la enfermedad, a lo que me pase”

Con el espíritu de lucha que siempre le ha caracterizado en las pistas de tenis, Gran Canaria Carla suárez Ahora se enfrenta a la píldora amarga para hacer frente a la enfermedad que le diagnosticaron: linfoma de Hodgkin. El atleta isleño, que hoy cumple 32 años, se muestra valiente ante esta nueva situación, sin miedo.

-¿Cómo está usted?

-Bien, bien, por ahora. Tranquilo porque todavía me quedan unas semanas para empezar el tratamiento así que en este sentido, bastante tranquilo.

-¿Cómo asimilas noticias así?

-Cuando me dijeron que había pasado una semana o dos desde que me habían trasladado que podía ser una realidad, una posibilidad. Cuando me lo dijeron, no me afectó mucho, más que nada porque ya estaba alerta.

– ¿Entonces los médicos fueron francos con usted?

-Sí, sí, absolutamente. Era una posibilidad. Estábamos esperando las pruebas y no estaban seguros de si era o no, esperando un poco el diagnóstico. Al final, lo es.

-Cuando empezaste a sentir este malestar general en tus entrenamientos, supongo que lo último que pensaste fue que podrías tener linfoma.

-Obvio. Al principio fue una sensación de náuseas, náuseas … No pensé que fuera a ser tal cosa, solo lo atribuí a un mal estómago o algo parecido. Pero las cosas empeoraron.

-La palabra cáncer y la palabra quimioterapia son dos de las palabras más duras que puedes escuchar en la vida. ¿Cómo se registró esta palabra cuando salió de la boca de los médicos?

-Al final eso es lo que estoy diciendo, sabía que podía existir esta posibilidad, como todos los demás en la vida. Son cosas que pasan, que pasan y que no se pueden revertir. Traté de afrontarlo de manera positiva, de la mejor manera posible.

-Quería romper los tabúes y lo explicó públicamente con su mejor cara. ¿Porque?

-Lo que voy a vivir es el día a día de muchas familias. También iba a ser mi último año en la gira y la gente sabía que no iba a los torneos, que no podía entrenar, que me iba a perder eventos importantes como el US Open. La gente sabía que me estaba pasando algo. Creo que lo mejor fue decirlo y darle una normalidad porque es una enfermedad de varios meses. Por cierto, iba a ser imposible estar en silencio durante tanto tiempo sin que nadie supiera nada de mí cuando están acostumbrados a lo contrario.

-¿Qué fue más complicado, que te pasaran el diagnóstico o te lo contaran a tu familia, a tus amigos y, después, a la sociedad en general?

-Dilo. Sin duda. No lo esperas, por supuesto. Cuando estaba haciendo las pruebas, vine al hospital solo, nadie estaba conmigo. Al final del día, decir que siempre tiene más impacto porque nadie está al tanto.

– ¿Tiene miedo de ser tratado con dolor por su enfermedad, que este apoyo se convierta en cierta condescendencia? Esto es algo en lo que todo el mundo cae cuando hay cáncer …

-Sí, bueno, pero tenemos razones porque si algo sale mal, las cosas pueden salir mal. No es una herida que se infecte. Es normal, pero las personas que pasan así a veces se toman bien las cosas, son personas fuertes y yo seguiré así.

– Se acercan meses complicados para usted y su familia. ¿Cuál es su miedo a esta enfermedad?

-Sinceramente, ninguno. No le tengo miedo a la enfermedad, a lo que vendrá. No he pensado en nada, no planeo nada en absoluto. Trato de no pensar. Entonces ninguno.

-Habló en el video donde anunció su enfermedad con una gran sonrisa. Es una demostración de lo que está hablando.

-Sí, creo que esa es mi forma de hacer las cosas. Lo asumo con la naturalidad que corresponde.

-El tenis y el deporte se han dirigido a ti. Djokovic, Nadal, Halep, Atlético de Madrid, Barça, Pau Gasol … ¿Esperabas tanto cariño?

-Un poco, sobre todo del mundo del tenis porque al final todos nos conocemos, llevamos muchos años jugando juntos, vamos a los mismos torneos y no queremos que le pase algo así a nadie. En tenis también hemos tenido casos similares de personas enfermas. En ese sentido, la gente reaccionó muy bien.

-¿Un mensaje que no se esperaba?

-Nerd. Había suficientes de ellos y no podía poner uno por encima de los demás. Todos estaban en la misma línea de fuerza y ​​apoyo. Se sienten muy bien y siempre son útiles.

-Mañana [por hoy para el lector] 32 años. El deseo que vas a hacer cuando apagues las velas es muy claro, ¿verdad?

-Sí, sí, eso no hace falta decirlo [Se ríe]. Veamos cómo se desarrollan los siguientes meses, pero el deseo es claro.

-Este año fue el año de su retiro del tenis profesional. ¿En ese respiro entra para volver a manejar la raqueta en el circuito internacional?

-Bueno, la verdad es que ha sido un año muy ajetreado para todos, con una situación atípica por la pandemia de coronavirus. Deportivamente, ya no pienso en nada. Es día a día, semana a semana, mes a mes. Eso es lo que toca y la única forma de manejarlo.

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