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Jose maría gil robles
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When he was not called to form a government by President Niceto Alcalá Zamora, as he had hoped, Gil Robles was already decidedly inclined towards the option of a military coup to take power, although the coup was not forged at that time because it was considered premature by the military men with whom Gil Robles was in contact (such as Emilio Mola or Francisco Franco). In the elections held in 1936 there was an important setback for the CEDA, parallel to the triumph of the left-wing forces grouped in the Popular Front.
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When the coup d’état began on July 17, Gil-Robles was in Biarritz, where he had moved his family after the elections for security reasons. He was not directly involved in the preparations for the military uprising, although he was aware of them and, already in the final stretch, at the end of June and the beginning of July, he supported the uprising, thinking that a military movement could prevent the triumph of the revolutionaries, restoring tranquility to the country and the opportunity to establish a political system that combined classical representation with corporative institutions.
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José María Gil Robles nació en Salamanca en 1898. Después de la universidad se hizo periodista en el diario católico El Debate. Participó activamente en la política de derechas y fue miembro del Partido Social Popular.
Gil Robles fue partidario de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Tras la instauración de la Segunda República, en abril de 1931, se unió a Acción Nacional y fue elegido diputado a las Cortes por Salamanca.
En las elecciones de 1933, la CEDA obtuvo la mayoría de los escaños en las Cortes. El presidente Niceto Alcalá Zamora se negó a pedir a Gil Robles que formara gobierno. Sin embargo, siete miembros de la CEDA fueron ministros durante los tres años siguientes. Entre ellos estaba Gil Robles, que ocupó el cargo de Ministro de la Guerra.
El Frente Popular, como se conoció la coalición, abogaba por el restablecimiento de la autonomía catalana, la amnistía para los presos políticos, la reforma agraria, el fin de las listas negras políticas y el pago de las indemnizaciones a los propietarios que sufrieron durante la revuelta de 1934. Los anarquistas se negaron a apoyar la coalición y, en cambio, instaron a la gente a no votar.
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José María Gil-Robles nació en Salamanca el 27 de noviembre de 1898. Era hijo de Enrique Gil Robles, académico de derecho español conservador y teórico del carlismo, cuyos antepasados eran hidalgos de León. El carlismo fue un movimiento político tradicionalista en España cuyo objetivo era establecer una rama alternativa de la dinastía borbónica.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera fue secretario de la Confederación Nacional Católico-Agraria y miembro del Consejo de Redacción de El Debate. Tras la declaración de la Segunda República Española, participó y dirigió el partido Acción Nacional, que posteriormente pasó a llamarse Acción Popular.
En las elecciones de 1931 fue elegido diputado a las Cortes por Salamanca. Durante el periodo de la República, mantuvo la postura del “accidentalismo”: que España fuera monarquía o república era menos importante que la compatibilidad de la ley con los principios religiosos.
Gil-Robles formó la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), un partido católico conservador, heredero político de Acción Popular de Ángel Herrera Oria, y luchó por la “afirmación y defensa de los principios de la civilización cristiana”. La CEDA obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones de noviembre de 1933, y Gil-Robles se convirtió así en el jefe del partido más numeroso de las Cortes. Sin embargo, para evitar conflictos con los partidos de izquierda, el presidente Niceto Alcalá-Zamora invistió a Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical, como primer ministro en lugar de Gil-Robles.
