Donde se encuentran las neuronas

Estructura de las neuronas

Una neurona o célula nerviosa es una célula eléctricamente excitable que se comunica con otras células a través de conexiones especializadas llamadas sinapsis. Es el principal componente del tejido nervioso en todos los animales, excepto las esponjas y los placozoos. Las plantas y los hongos no tienen células nerviosas.

Las neuronas se suelen clasificar en tres tipos según su función. Las neuronas sensoriales responden a estímulos como el tacto, el sonido o la luz que afectan a las células de los órganos sensoriales, y envían señales a la médula espinal o al cerebro. Las neuronas motoras reciben señales del cerebro y la médula espinal para controlar todo, desde las contracciones musculares hasta la producción glandular. Las interneuronas conectan las neuronas con otras dentro de la misma región del cerebro o la médula espinal. Un grupo de neuronas conectadas se denomina circuito neuronal.

Una neurona típica consta de un cuerpo celular (soma), dendritas y un único axón. El soma suele ser compacto. El axón y las dendritas son filamentos que salen de él. Las dendritas suelen ramificarse profusamente y se extienden unos cientos de micrómetros desde el soma. El axón abandona el soma en una hinchazón llamada montículo axónico, y se desplaza hasta 1 metro en los humanos o más en otras especies. Se ramifica, pero suele mantener un diámetro constante. En el extremo más alejado de las ramificaciones del axón se encuentran las terminales axónicas, donde la neurona puede transmitir una señal a través de la sinapsis a otra célula. Las neuronas pueden carecer de dendritas o no tener axón. El término neurita se utiliza para describir una dendrita o un axón, especialmente cuando la célula es indiferenciada.

Dónde se encuentran las oligodendras

Las neuronas son las células que componen el cerebro y el sistema nervioso. Son las unidades fundamentales que envían y reciben señales que nos permiten mover los músculos, sentir el mundo exterior, pensar, formar recuerdos y mucho más.

Sin embargo, con sólo mirar por el microscopio queda muy claro que no todas las neuronas son iguales. ¿Cuántos tipos de neuronas existen? ¿Y cómo deciden los científicos las categorías? Al menos en el caso de las neuronas del cerebro, esta pregunta no es fácil de responder. Sin embargo, en el caso de la médula espinal, podemos decir que hay tres tipos de neuronas: sensoriales, motoras e interneuronas.

Las neuronas sensoriales son las células nerviosas que se activan por la entrada sensorial del entorno; por ejemplo, cuando se toca una superficie caliente con la punta de los dedos, las neuronas sensoriales son las que se disparan y envían señales al resto del sistema nervioso sobre la información que han recibido.

Las entradas que activan las neuronas sensoriales pueden ser físicas o químicas, y corresponden a los cinco sentidos. Así, una entrada física puede ser cosas como el sonido, el tacto, el calor o la luz. Una entrada química proviene del gusto o del olfato, que las neuronas envían al cerebro.

Estructura de las neuronas sensoriales

Hasta hace poco, la mayoría de los neurocientíficos pensaban que nacíamos con todas las neuronas que íbamos a tener. Cuando somos niños podemos producir algunas neuronas nuevas para ayudar a construir las vías -llamadas circuitos neuronales- que actúan como autopistas de información entre las diferentes áreas del cerebro. Pero los científicos creían que, una vez establecido el circuito neuronal, añadir nuevas neuronas interrumpiría el flujo de información e inutilizaría el sistema de comunicación del cerebro.

En 1962, el científico Joseph Altman puso en duda esta creencia cuando vio pruebas de neurogénesis (el nacimiento de neuronas) en una región del cerebro de la rata adulta llamada hipocampo. Posteriormente, informó de que las neuronas recién nacidas migraban desde su lugar de nacimiento en el hipocampo a otras partes del cerebro. En 1979, otro científico, Michael Kaplan, confirmó los hallazgos de Altman en el cerebro de rata, y en 1983 encontró células precursoras neuronales en el cerebro anterior de un mono adulto.

Estos descubrimientos sobre la neurogénesis en el cerebro adulto sorprendieron a otros investigadores, que no creían que pudieran ser ciertos en los humanos. Pero a principios de la década de 1980, un científico que trataba de entender cómo aprenden a cantar los pájaros sugirió que los neurocientíficos volvieran a estudiar la neurogénesis en el cerebro adulto y empezaran a ver cómo podía tener sentido. En una serie de experimentos, Fernando Nottebohm y su equipo de investigación demostraron que el número de neuronas en el cerebro anterior de los canarios machos aumentaba de forma espectacular durante la época de apareamiento. Era la misma época en la que los pájaros tenían que aprender nuevos cantos para atraer a las hembras.

Dónde está la vaina de mielina

Hasta hace poco, la mayoría de los neurocientíficos pensaban que nacíamos con todas las neuronas que íbamos a tener. Cuando somos niños, podemos producir algunas neuronas nuevas para ayudar a construir las vías -llamadas circuitos neuronales- que actúan como autopistas de información entre las distintas áreas del cerebro. Pero los científicos creían que, una vez establecido el circuito neuronal, añadir nuevas neuronas interrumpiría el flujo de información e inutilizaría el sistema de comunicación del cerebro.

En 1962, el científico Joseph Altman puso en duda esta creencia cuando vio pruebas de neurogénesis (el nacimiento de neuronas) en una región del cerebro de la rata adulta llamada hipocampo. Posteriormente, informó de que las neuronas recién nacidas migraban desde su lugar de nacimiento en el hipocampo a otras partes del cerebro. En 1979, otro científico, Michael Kaplan, confirmó los hallazgos de Altman en el cerebro de rata, y en 1983 encontró células precursoras neuronales en el cerebro anterior de un mono adulto.

Estos descubrimientos sobre la neurogénesis en el cerebro adulto sorprendieron a otros investigadores, que no creían que pudieran ser ciertos en los humanos. Pero a principios de la década de 1980, un científico que trataba de entender cómo aprenden a cantar los pájaros sugirió que los neurocientíficos volvieran a estudiar la neurogénesis en el cerebro adulto y empezaran a ver cómo podía tener sentido. En una serie de experimentos, Fernando Nottebohm y su equipo de investigación demostraron que el número de neuronas en el cerebro anterior de los canarios machos aumentaba de forma espectacular durante la época de apareamiento. Era la misma época en la que los pájaros tenían que aprender nuevos cantos para atraer a las hembras.