Que ha pasado en cataluña hoy

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El catalán goza de un estatus especial desde la aprobación del Estatuto de Autonomía de 1979 que lo declara lengua “propia de Cataluña”[2] El castellano había sido la única lengua oficial durante la mayor parte del periodo comprendido entre el siglo XVIII y 1975.

Más del 45% de los encuestados utiliza el español para dirigirse a sus padres (frente al 36% que elige el catalán)[4]. Esto se atribuye a la amplia migración desde otras zonas de España durante la segunda mitad del siglo XX, como consecuencia de la cual muchos catalanes tienen uno o ambos progenitores nacidos fuera de Cataluña. Sin embargo, la mayoría (52,6%) utiliza el catalán con sus hijos (frente al 42,3% del castellano). Esto puede atribuirse a que algunos ciudadanos hispanohablantes cambian su lengua materna por el catalán en casa[cita requerida].

Fuera de la familia, el 48,6% de la población indica que se dirige a los extraños exclusiva o preferentemente en catalán, mientras que la proporción de los que utilizan el castellano es del 41,7%, y el 8,6% afirma utilizar ambos por igual[cita requerida].

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El 2021 Jay I. Kislak explora los debates sobre los registros históricos, planteando preguntas como “¿Quién decide? ¿Qué califica? ¿De quién es la historia que cuenta?”. La ponente principal es Erin Thompson, autora de “Possession: La curiosa historia de los coleccionistas privados”.

Kristin Brethel-Haurwitz, administradora de ciencias sociales y del comportamiento en los Institutos Nacionales de la Salud, pronunciará la novena conferencia anual del GVR Khodadad, en la que hablará de la neurociencia del altruismo, el egoísmo y el bienestar. La conferencia también se transmitirá en directo en YouTube.

Casi exactamente dos años después, el 14 de octubre, esos antiguos dirigentes fueron condenados, algunos a hasta 13 años de prisión, y la indignación se desbordó en Cataluña. Más de medio millón de manifestantes salieron a las calles de Barcelona y al aeropuerto de la ciudad, donde se cancelaron cientos de vuelos. Los manifestantes levantaron barricadas en las calles y las incendiaron, y los alborotadores destruyeron cafés, bancos y tiendas mientras se enfrentaban a la policía. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma. Se calcula que 600 personas resultaron heridas en los disturbios de una semana de duración, incluidos más de 200 policías.

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La Ley del Referéndum de Autodeterminación de Cataluña contenía la disposición de que, en caso de un resultado a favor de la independencia, ésta debía ser declarada en un plazo de 48 horas después del recuento de todos los votos. El presidente catalán, Carles Puigdemont, lo confirmó el 3 de octubre durante una entrevista exclusiva con la BBC, diciendo que “vamos a declarar la independencia 48 horas después de que se cuenten todos los resultados oficiales”[9].

Tras afirmar que consideraba el referéndum válido y vinculante, Puigdemont optó por utilizar la expresión “asumo el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”, antes de añadir que “pediría al Parlamento que suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas podamos emprender un diálogo”.

El discurso dejó a los observadores desconcertados, ya que se esforzaron por entender si Puigdemont acababa de declarar la independencia[11][12]. Mientras que algunos comentaristas afirmaron que la independencia acababa de ser declarada y puesta en suspenso,[13][14] otros afirmaron que la declaración de independencia había sido pospuesta[2][15][16][17].

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La situación es compleja. Una combinación de agravios (algunos de ellos reales, otros inventados) alimentó este movimiento. Estaba la crisis económica que golpeó con fuerza a España desde 2010. El desempleo llegó al 25%, y al 50% para los más jóvenes (de 18 a 24 años), y no hubo una respuesta rápida. Esto provocó un malestar social que, combinado con los agravios históricos y una agenda nacionalista, ha alimentado el movimiento nacionalista catalán. El gobierno de centro-derecha del Partido Popular en Madrid ha intentado hacer frente a la situación económica con fórmulas únicas procedentes de Bruselas y Berlín, como duras medidas de austeridad y un estricto control del déficit. Esto también ha supuesto un mayor control de las finanzas de las comunidades autónomas, que son diversas tanto en sus realidades económicas como en el nivel de devolución de sus finanzas. El Partido Popular tampoco es partidario de una idea federal de España y ha intentado la recentralización para mantener a raya el déficit fiscal. Esto ha supuesto una gran oportunidad para que los partidarios del nacionalismo catalán se enfrenten a él con el fin de conseguir el apoyo que necesitan para su objetivo final de independencia.