La ruta de la seda

Egipto

Juntos pretendemos maximizar los beneficios del desarrollo turístico para las comunidades locales, estimular la inversión y promover la conservación del patrimonio natural y cultural de la ruta centrándonos en las siguientes áreas de trabajo:

La transición hacia una economía basada en los servicios plantea tanto retos como oportunidades. Señal de madurez económica, también implica la necesidad de innovar constantemente y sobresalir en la prestación de servicios, una hazaña que sólo puede lograr una mano de obra altamente cualificada.

Aplicada a la industria del turismo, la excelencia en los servicios implica aptitudes personales, formación en materia de atención al cliente, conocimiento del producto turístico y conocimientos técnicos en el ámbito de la gestión del turismo, todas ellas áreas en las que podemos apoyar a nuestros Estados miembros.

En primer lugar, la globalización, la urbanización, el surgimiento de nuevas industrias y la difusión del inglés como lengua franca mundial han influido en todos los ámbitos de la vida, incluido el turismo. De hecho, el efecto señal de estos cambios es la importancia cada vez mayor de la aspiración como motivador de nuestras acciones y comportamientos. Como bien saben los representantes del sector turístico, el “viaje experiencial”, la búsqueda de nuevas experiencias y destinos, es un fenómeno global en alza, del que pueden beneficiarse en los próximos años especialmente los destinos de la Ruta de la Seda, que ofrecen oportunidades de viaje únicas y sin explotar.

Dónde terminó la ruta de la seda

La Ruta de la Seda no es un camino real ni una sola ruta. El término se refiere más bien a una red de rutas utilizadas por los comerciantes durante más de 1.500 años, desde que la dinastía Han de China abrió el comercio en el año 130 a.C. hasta el año 1453 a.C., cuando el Imperio Otomano cerró el comercio con Occidente. El geógrafo y viajero alemán Ferdinand von Richthofen utilizó por primera vez el término “ruta de la seda” en 1877 para describir el transitado camino de mercancías entre Europa y Asia Oriental. El término también sirve como metáfora del intercambio de bienes e ideas entre diversas culturas. Aunque la red comercial se conoce comúnmente como la Ruta de la Seda, algunos historiadores prefieren el término Rutas de la Seda porque refleja mejor los numerosos caminos que tomaban los comerciantes.

La Ruta de la Seda se extendía aproximadamente 6.437 kilómetros a través de algunos de los paisajes más formidables del mundo, como el desierto de Gobi y las montañas de Pamir. Sin un gobierno que se encargara de su mantenimiento, las carreteras solían estar en mal estado. Los ladrones eran habituales. Para protegerse, los comerciantes se unían en caravanas con camellos u otros animales de carga. Con el tiempo, surgieron grandes posadas llamadas caravanserais para alojar a los mercaderes viajeros. Pocas personas recorrían toda la ruta, por lo que surgieron multitud de intermediarios y puestos comerciales a lo largo del camino.

Afganistán

Las vastas redes comerciales de las Rutas de la Seda transportaron algo más que mercancías y productos preciosos. De hecho, el movimiento y la mezcla constantes de poblaciones propiciaron la transmisión generalizada de conocimientos, ideas, culturas y creencias, que tuvieron un profundo impacto en la historia y las civilizaciones de los pueblos euroasiáticos. Los viajeros de las Rutas de la Seda se sentían atraídos no sólo por el comercio, sino también por el intercambio intelectual y cultural que se producía en las ciudades de las Rutas de la Seda, muchas de las cuales se convirtieron en centros de cultura y aprendizaje. La ciencia, el arte y la literatura, así como la artesanía y la tecnología, se compartían y difundían en las sociedades a lo largo de estas rutas, y de este modo, las lenguas, las religiones y las culturas se desarrollaban e influían mutuamente.

La seda es un textil de origen chino antiguo que se teje con la fibra proteica que produce el gusano de seda al hacer su capullo. El cultivo de gusanos de seda para el proceso de fabricación de seda, conocido como sericultura, se desarrolló, según la tradición china, en algún momento del año 2.700 a.C. Considerada un producto de gran valor, la seda se reservaba al uso exclusivo de la corte imperial china para la confección de paños, cortinas, estandartes y otros artículos de prestigio. Su técnica de producción fue un secreto ferozmente guardado en China durante unos 3.000 años, con decretos imperiales que condenaban a muerte a cualquiera que revelara a un extranjero el proceso de su producción. Las tumbas de la provincia de Hubei, que datan de los siglos IV y III a.C., contienen las primeras prendas de seda completas, así como destacados ejemplos de trabajos en seda, como brocados, gasas y bordados.

Bujara

La Ruta de la Seda no es un camino real ni una sola ruta. El término se refiere más bien a una red de rutas utilizadas por los comerciantes durante más de 1.500 años, desde que la dinastía Han de China abrió el comercio en el año 130 a.C. hasta 1453, cuando el Imperio Otomano cerró el comercio con Occidente. El geógrafo y viajero alemán Ferdinand von Richthofen utilizó por primera vez el término “ruta de la seda” en 1877 para describir el transitado camino de mercancías entre Europa y Asia Oriental. El término también sirve como metáfora del intercambio de bienes e ideas entre diversas culturas. Aunque la red comercial se conoce comúnmente como la Ruta de la Seda, algunos historiadores prefieren el término Rutas de la Seda porque refleja mejor los numerosos caminos que tomaban los comerciantes.

La Ruta de la Seda se extendía aproximadamente 6.437 kilómetros a través de algunos de los paisajes más formidables del mundo, como el desierto de Gobi y las montañas de Pamir. Sin un gobierno que se encargara de su mantenimiento, las carreteras solían estar en mal estado. Los ladrones eran habituales. Para protegerse, los comerciantes se unían en caravanas con camellos u otros animales de carga. Con el tiempo, surgieron grandes posadas llamadas caravanserais para alojar a los mercaderes viajeros. Pocas personas recorrían toda la ruta, por lo que surgieron multitud de intermediarios y puestos comerciales a lo largo del camino.