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Este documento examina la agenda de democratización establecida por los gobiernos occidentales para la región del Norte de África en relación con su enfoque de contención del conflicto de la Realpolitik hacia el conflicto del Sáhara Occidental. Los responsables políticos occidentales conciben la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental como una red de seguridad que contiene las tensiones en la región y permite establecer asociaciones geoestratégicas y económicas con Argelia y Marruecos. Este documento subraya que la comunidad internacional podría desempeñar un papel más importante en la promoción de la estabilidad a largo plazo de la región del Norte de África mediante la aplicación de políticas innovadoras orientadas a abordar las causas profundas del conflicto del Sáhara Occidental.
El Sáhara Occidental tiene una población estimada de 273.000 habitantes y varios miles de refugiados que viven en Tinduf (Argelia).2 El territorio cuenta con lucrativos recursos naturales, como fosfatos, mineral de hierro, arena y una amplia actividad pesquera en la costa atlántica. Desde 2001, después de que se descubrieran reservas de petróleo/gas frente a las costas de Mauritania, Marruecos concedió licencias de reconocimiento a Total y Kerr McGee para explorar posibles reservas de petróleo/gas frente a las costas del Sáhara Occidental (Olsson 2006).
Noticias del sáhara occidental
En otoño de 2010, como preludio de las protestas populares en el Magreb y el Mashreq, los saharauis protagonizaron una acción totalmente inesperada: instalaron el campamento pacífico de Gdeim Izik para llamar la atención sobre su situación política, económica y social en los territorios ocupados por Marruecos en el Sáhara Occidental. El objetivo de nuestro estudio es explicar el desarrollo de las protestas de Gdeim Izik y proporcionar los elementos necesarios para comprender mejor el impacto a corto plazo de este acontecimiento en los territorios ocupados y en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). Estos efectos se materializaron en la revitalización del conflicto por medio de nuevas formas de protesta (como el establecimiento de asentamientos fuera de los centros urbanos), en la aparición de nuevos actores en el espacio de protesta saharaui (entre ellos, jóvenes desempleados y activistas de Derechos Humanos), en el paso de acciones pacíficas a reacciones más radicales y violentas, o en la escalada de tensiones entre las diferentes poblaciones que conviven en la región.
Servicio del sáhara
Ocupado por España hasta 1975, el Sáhara Occidental figura en la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas desde 1963, tras una demanda marroquí[6]. Es el territorio más poblado de esa lista y, con diferencia, el de mayor superficie. En 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó su primera resolución sobre el Sáhara Occidental, en la que se pedía a España la descolonización del territorio[7]. Un año después, la Asamblea General aprobó una nueva resolución en la que se pedía a España la celebración de un referéndum de autodeterminación. [En 1975, España cedió el control administrativo del territorio a una administración conjunta de Marruecos (que había reclamado formalmente el territorio desde 1957)[9] y Mauritania[8]. Estalló una guerra entre estos países y un movimiento nacionalista saharaui, el Frente Polisario, que proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) con un gobierno en el exilio en Tinduf, Argelia. Mauritania retiró sus reclamaciones en 1979, y Marruecos acabó asegurando el control de facto de la mayor parte del territorio, incluidas las principales ciudades y la mayoría de los recursos naturales. Las Naciones Unidas consideran que el Frente Polisario es el representante legítimo del pueblo saharaui y sostienen que los saharauis tienen derecho a la autodeterminación[10][11].
Servicio de prensa del sahara
Los saharauis proceden del vecino Sáhara Occidental, país invadido y ocupado por Marruecos en 1975. El Sáhara Occidental está en la lista de la ONU de territorios no autónomos y sigue considerándose una colonia. Los repetidos intentos de que Marruecos cumpla las numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU -y sus propios compromisos anteriores de permitir que los saharauis regresen en condiciones de seguridad para votar en un referéndum de independencia- han quedado en nada.
Otra generación de jóvenes saharauis crece ahora como refugiados, pero con una ayuda humanitaria cada vez más escasa y pocas perspectivas de una solución duradera. Sus padres y abuelos abandonaron su patria por los sombríos campamentos de refugiados del Sáhara argelino en 1975, con la esperanza de regresar pronto a una patria liberada. En la actualidad, unos 165.000 refugiados saharauis siguen viviendo en campamentos alrededor de la aislada ciudad argelina de Tinduf, preguntándose por qué el mundo los ha abandonado.
Tras el alto el fuego de 1991 entre Marruecos y el movimiento independentista Frente Polisario, la ONU estableció una Misión para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO).1 El mandato de la MINURSO de permitir a los saharauis una elección libre y democrática sobre su futuro ha sido sistemáticamente saboteado. Marruecos ha incumplido los acuerdos y ha creado una farsa que ha costado a la ONU cerca de 700 millones de dólares, ha mantenido la región del Magreb en un estado de tensión constante y ha obligado a los refugiados saharauis a permanecer en los campamentos durante otros quince años. Marruecos ha invertido masivamente en la berma -una barrera de tierra, roca y arena, reforzada con minas antipersona y antitanque, trincheras y detectores de radar- que se extiende a lo largo de 2.500 kilómetros fr