Casademont cerró su pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones de Baloncesto el martes, no sin sufrir, pelear y poner todo en la pista, como este equipo se ha acostumbrado cuando todas las piezas se unen. Este personaje ganador impregna la escena, el público y los jugadores, sacando la mejor versión del grupo que, como advirtió Porfirio Fisac, “saltaría en calidad si sus jugadores lo hicieran”. Este fue el caso de Nicolás Brussino.
El delantero argentino (Cañada de Gómez, 1993) se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera. En el partido de vuelta contra Lietkabelis, fue a 21 puntos y un PIR de 31, agregando 4 rebotes, 3 asistencias y 5 intercepciones. El mejor jugador empatado ya se ha convertido en el hombre más preciado del grupo en esta competencia. Tampoco se mantiene alejado del ACB, donde supera el 40% en porcentaje de tres y el 65% en un golpe de dos. Con un promedio de 22 minutos, se posicionó como el tercer mejor clasificado solo por debajo de Ennis y Seeley, agregando 4.1 rebotes y 1.7 asistencias, así como excelentes actuaciones el mes pasado contra UCAM y el estudiantes En su madurez deportiva, rompió todos los moldes y se convirtió en el jugador que se esperaba de él.
70 kilómetros separan a Cañada de Gómez de Rosario, el centro cultural y social del distrito. El argentino proviene de la provincia de Santa Fe, cuna de grandes futbolistas, jugadores de baloncesto y boxeadores. También médicos, escritores, políticos y bandidos. Con su hermano Juan, igualmente profesional, comenzó en el baloncesto. El campeón salió a la Argentina e hizo el salto a la NBA. Después de una breve visita a Dallas y Atlanta, el santeferino buscó recuperar su juego y llegó a la ACB. Dos temporadas en Gran Canaria y Tenerife fueron suficientes para obtener una actuación completa por sí mismo, pero quería más y se unió al proyecto Casademont Zaragoza.
Prohibido por su irregularidad e inconsistencia, Brussino encontró lo último de su zapato. Un baloncesto animado, atrevido y de ritmo rápido, perfecto para un tirador y un mortal mortal de costa a costa en las transiciones de ataque de defensa. Fuerte en defensa, su tamaño y predisposición le permiten anotar en el rebote. La competencia en la posición “tres” no permitió relajarse y mostró el verdadero talento que coexiste en el equipo. Benzing y Barreiro tuvieron sus momentos durante toda la temporada, ahora se han visto abrumados por la expiración de “9” Zaragoza.
Al mismo tiempo, el argentino lleva una brillante carrera en el equipo nacional, donde ganó una medalla de plata en la Copa del Mundo en China y será una parte fundamental del equipo que se presentará a Tokio 2020. El hombre flaco ha logrado explotar plenamente sus virtudes, trabaja para y para el equipo, como lo demuestran sus cifras y se indica en el campo.