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Ley de transitoriedad jurídica catalana
Cataluña como estado
La salida de grandes empresas de Cataluña ha sido noticia y estos movimientos están influyendo, sin duda, en el confuso “procés” hacia la independencia liderado por el Gobierno catalán. Se discute mucho sobre la posibilidad de retorno y las consecuencias en la economía de Cataluña (recomiendo este artículo). Por eso es fundamental entender qué es el domicilio social y su importancia.
Algunos dicen que es un cambio de dirección postal. Y lo es: el domicilio social es la dirección oficial de una empresa: aparece en sus Estatutos, en su registro y en sus documentos y facturas. Permite a cualquier socio o tercero saber dónde contactar con la empresa.
Pero es mucho más que eso. El domicilio social también determina la nacionalidad de la empresa (artículo 8 de la Ley de Sociedades Anónimas o LSC). Esta es la razón esencial de los recientes cambios: si Cataluña se independiza de hecho, las empresas con domicilio social en Cataluña cambiarían de nacionalidad. Como según los Tratados de la UE la independencia implicaría que Cataluña dejaría de formar parte de la UE, las empresas quedarían automáticamente excluidas del mercado único europeo. No se beneficiarían del derecho a la libertad de establecimiento consagrado en los artículos 49 y 54 del Tratado. Cualquier exportación al resto de España o a la Unión Europea estaría sujeta a aranceles y otras restricciones; cualquier servicio tendría que ser autorizado. Supondría un grave problema para cualquier empresa que tenga una actividad significativa en el resto de España o en los países de la UE.
Líderes catalanes
Más tarde de lo que realmente predije, en la noche del 6 de septiembre, el Parlamento de Cataluña, con su mayoría secesionista, aprobó finalmente la Ley de Referéndum de Autodeterminación 19/2017. Y no introdujo ningún cambio en el texto del proyecto de ley que analicé en mi anterior post. El debate parlamentario -a pesar de haberse acortado drásticamente, ya que el proyecto de ley no se incluyó en el orden del día hasta la misma mañana- fue muy tenso y agrio, incluso desagradable en algún momento, y, por supuesto, muy dividido. De los 135 escaños, la ley se aprobó con 72 votos a favor (todos procedentes de los partidos secesionistas PDeCAT, ERC y CUP) y 11 abstenciones (de los miembros de CSQP, el partido de izquierdas que controla el gobierno de la ciudad de Barcelona). Los otros 52 votos no se emitieron, ya que todos los miembros de los partidos de la oposición (el Partido Socialista Catalán, el Partido Popular y Ciutadans de Catalunya) abandonaron el hemiciclo antes de que se celebrara la votación en señal de protesta y rechazo.
Sí, uno podría preguntarse cómo algo puede ser tan fundamental y, al mismo tiempo, transitorio y preliminar. Pero esta no es la cuestión aquí. Lo que vuelve a ser crucial es que la Ley 20/2017 constituye una protoconstitución para una Cataluña independiente. Constituye así un ataque directo a la Constitución española y una ruptura institucional. Y esto es así, como argumentaré más adelante, aunque la entrada en vigor de la Ley esté condicionada a un resultado positivo del referéndum y a la declaración de independencia del Parlament.
Qué probabilidad tiene la independencia de cataluña
La ley fue aprobada por el Parlamento de Cataluña el 8 de septiembre de 2017 con 71 votos a favor (de 135) de la coalición gobernante JxSí y CUP-CC representados por 72 escaños y un 47,8% del apoyo del voto social y superando el consenso anterior del marco del Estatut y la Constitución Española; el partido de la oposición de izquierdas CSQP votó en contra y los demás partidos de la oposición abandonaron la cámara antes de que se emitieran los votos lo que representó una oposición de 63 escaños incluso un 48,05% del voto social[7].
Cataluña croacia
Este capítulo explora los recientes acontecimientos en España, una democracia unitaria multinacional con rasgos cuasi-federales que actualmente atraviesa una crisis constitucional y democrática. El capítulo muestra que la respuesta del gobierno central español a la declaración de independencia catalana del 1 de octubre de 2017 ha supuesto la aplicación de la coacción federal, un mecanismo ostensiblemente excepcional establecido en el artículo 155 de la Constitución de España de 1978. El capítulo argumenta que la aplicación real del artículo 155 ha sido excesiva y que las medidas adoptadas al amparo del mismo pueden considerarse inconstitucionales. Concluye que la aplicación del artículo 155 es en realidad indicativa de una tendencia a la “recentralización” de la autoridad en España.
2018, 215). Por el contrario, la constitución territorial se estableció mediante los estatutos de autonomía. En la Constitución existe un “compromiso constituyente (…) por el que se reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que lo integran [el Estado] [consagrado en el artículo 2 de la Constitución]. [Sin embargo, ese compromiso aún debía desarrollarse. Justo después de la entrada en vigor de la Constitución, entre 1979 y 1981, se firmaron los primeros Acuerdos Autonómicos y se configuró la organización del Estado dentro del ámbito y los límites determinados por la Constitución”. En opinión de Pérez-Royo, los Acuerdos Autonómicos sólo tenían carácter constituyente desde el punto de vista material, pero no desde el formal. Esa es la razón central por la que ‘la legitimidad de origen del Estado de las Autonomías es débil. (…) Durante las tres primeras décadas de su existencia, esta falta de legitimidad de origen se vio compensada por su fuerte legitimidad de ejercicio, sobre todo porque las materias estrechamente relacionadas con el estado del bienestar (sanidad y educación) eran competencia de las Comunidades Autónomas (…). La crisis económica de 2008 provocó también una crisis del Estado del bienestar, que afectó negativamente al Estado de las Autonomías. Como la legitimidad de ejercicio se había debilitado, surgió de repente la ausencia de una legitimidad de origen, lo que redujo seriamente las posibilidades de encontrar una solución a los problemas constitucionales que afronta España en estos momentos” (