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Porque el mar rojo es rojo
Mar muerto
El Mar Rojo tiene una superficie de unos 438.000 km2,[1] tiene una longitud de unos 2.250 km y una anchura de 355 km en su parte más ancha. Tiene una profundidad media de 490 m, y en el canal central de Suakin alcanza su profundidad máxima de 3.040 m[2].
El Mar Rojo también cuenta con extensas plataformas poco profundas, que destacan por su vida marina y sus corales. El mar es el hábitat de más de 1.000 especies de invertebrados y 200 tipos de coral blando y duro. Es el mar tropical más septentrional del mundo y ha sido designado ecorregión Global 200.
Históricamente, los geógrafos occidentales lo conocían también como Mare Mecca (Mar de la Meca) y Sinus Arabicus (Golfo de Arabia)[10] Algunos geógrafos antiguos llamaban al Mar Rojo Golfo de Arabia[11] o Golfo de Arabia[12][13].
La asociación del Mar Rojo con el relato bíblico de la travesía de los israelitas por el Mar Rojo es antigua, y se hizo explícita en la traducción de la Septuaginta del Libro del Éxodo del hebreo al griego koiné, aproximadamente en el siglo III a.C. En esa versión, el Yam Suph (hebreo: ים סוף, lit. ‘Mar de los juncos’) se traduce como Erythra Thalassa (Mar Rojo). Aunque los juncos no crecen en el Mar Rojo en la actualidad (los juncos no crecen en agua salada), el profesor Colin Humphreys explica la discrepancia sobre la base de que podría haber existido un pantano de agua dulce de juncos alrededor de Aqaba[14].
Por qué el mar rojo se llama mar rojo
Para que las generaciones futuras se beneficien de esta reserva de recursos potenciales, y para que el arrecife perdure y prospere, hay que afrontar una serie de graves retos medioambientales regionales. Los países ribereños del Mar Rojo tendrán que cooperar para que la investigación y la conservación del coral del Mar Rojo sean eficientes y eficaces. Debido a las tensiones políticas, la cooperación regional en materia de investigación y gestión se vería muy facilitada por la participación de una organización neutral. El Centro Transnacional del Mar Rojo se creó en marzo de 2019 como una organización neutral para fomentar una colaboración científica regional eficaz. Tiene su sede en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), una institución académica de renombre mundial (A Research Center to Protect the Red Sea Ecosystem, 2019).
El Mar Rojo, al igual que otros ecosistemas marinos, experimenta el calentamiento global y la acidificación del océano (Steiner et al., 2018). Sin embargo, los corales del Golfo de Aqaba del Mar Rojo tienen un umbral de blanqueo excepcionalmente alto. Existe una brecha de 6°C entre la temperatura máxima media de verano de ∼26°C (The Israel National Monitoring Program at the Gulf of Eilat – Available Data, 2019) y el umbral de blanqueamiento previsto de 32°C o más para los corales del Golfo, lo que convierte al Golfo en un refugio coralino del cambio climático (Fine et al., 2013). Los modelos climáticos predicen un aumento de la frecuencia y la intensidad de las olas de calor (Osman et al., 2018; Genevier et al., 2019), lo que puede provocar un clima cálido extremo en la región del Mar Rojo antes de lo previsto por la tendencia de calentamiento medida. Estos modelos climáticos añaden cierta incertidumbre a la solidez del refugio de arrecifes de coral en el Golfo de Aqaba. Sin embargo, hay que recordar que una diferencia de 6°C permite una tolerancia térmica robusta. Además, los modelos contrastados sugieren que las oscilaciones climáticas naturales pueden contrarrestar la tendencia al calentamiento observada en la actualidad (Krokos et al., 2019).
Yemen
Las floraciones de algas nocivas, o FAN, se producen cuando las colonias de algas -simples plantas que viven en el mar y en el agua dulce- crecen sin control y producen efectos tóxicos o nocivos en las personas, los peces, los mariscos, los mamíferos marinos y las aves. Las enfermedades humanas causadas por las FAN, aunque poco frecuentes, pueden ser debilitantes o incluso mortales.
Aunque mucha gente llama a estas floraciones “mareas rojas”, los científicos prefieren el término floración de algas nocivas. Una de las FAN más conocidas del país se produce casi todos los veranos en la costa del Golfo de Florida. Esta floración, al igual que muchas FAN, está causada por algas microscópicas que producen toxinas que matan a los peces y hacen que el marisco sea peligroso de comer. Las toxinas también pueden hacer que el aire circundante sea difícil de respirar. Como su nombre indica, la floración de algas suele teñir el agua de rojo.
Se ha informado de la existencia de FAN en todos los estados costeros de EE.UU., y su incidencia puede ir en aumento. Las FAN son una preocupación nacional porque afectan no sólo a la salud de las personas y los ecosistemas marinos, sino también a la “salud” de las economías locales y regionales.
Datos del mar rojo
El Mar Rojo tiene una superficie de unos 438.000 km2,[1] tiene una longitud de unos 2.250 km y una anchura de 355 km en su parte más ancha. Tiene una profundidad media de 490 m, y en el canal central de Suakin alcanza su profundidad máxima de 3.040 m[2].
El Mar Rojo también cuenta con extensas plataformas poco profundas, que destacan por su vida marina y sus corales. El mar es el hábitat de más de 1.000 especies de invertebrados y 200 tipos de coral blando y duro. Es el mar tropical más septentrional del mundo y ha sido designado ecorregión Global 200.
Históricamente, los geógrafos occidentales lo conocían también como Mare Mecca (Mar de la Meca) y Sinus Arabicus (Golfo de Arabia)[10] Algunos geógrafos antiguos llamaban al Mar Rojo Golfo de Arabia[11] o Golfo de Arabia[12][13].
La asociación del Mar Rojo con el relato bíblico de la travesía de los israelitas por el Mar Rojo es antigua, y se hizo explícita en la traducción de la Septuaginta del Libro del Éxodo del hebreo al griego koiné, aproximadamente en el siglo III a.C. En esa versión, el Yam Suph (hebreo: ים סוף, lit. ‘Mar de los juncos’) se traduce como Erythra Thalassa (Mar Rojo). Aunque los juncos no crecen en el Mar Rojo en la actualidad (los juncos no crecen en agua salada), el profesor Colin Humphreys explica la discrepancia sobre la base de que podría haber existido un pantano de agua dulce de juncos alrededor de Aqaba[14].