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Poemas de emilia pardo bazán
la cuestión palpitante
Su padre, creyendo en la igualdad intelectual de hombres y mujeres,[2] le proporcionó la mejor educación posible, inspirando su amor por la literatura para toda la vida[3] Escribió sus primeros poemas a la edad de nueve años[4].
A los dieciséis años, Emilia se casó con don José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, un caballero de campo que sólo tenía dieciocho años y era todavía estudiante de Derecho. Al año siguiente, 1868, estalló la Revolución Gloriosa, que supuso la deposición de la reina Isabel II y despertó en Emilia el interés por la política. Se cree que participó activamente en la campaña clandestina contra Amadeo I de España y, posteriormente, contra la República.
En 1876 ganó un premio literario ofrecido por el ayuntamiento de Oviedo, por un ensayo titulado Estudio crítico de las obras del padre Feijoo, cuyo tema era un monje benedictino. Emilia Pardo Bazán siempre tuvo una gran admiración por Feijoo, intelectual gallego del siglo XVIII, posiblemente por su feminismo avant la lettre. Ese mismo año publicó su primer libro de poemas, titulado Jaime en honor a su hijo recién nacido. A éste le siguió una serie de artículos en La Ciencia cristiana, una revista católica muy ortodoxa, dirigida por Juan Orti y Lara[6].
emilia pardo bazán poemas
Su padre, creyendo en la igualdad intelectual de hombres y mujeres,[2] le proporcionó la mejor educación posible, inspirando su amor por la literatura para toda la vida[3] Escribió sus primeros poemas a la edad de nueve años[4].
A los dieciséis años, Emilia se casó con don José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, un caballero de campo que sólo tenía dieciocho años y era todavía estudiante de Derecho. Al año siguiente, 1868, estalló la Revolución Gloriosa, que supuso la deposición de la reina Isabel II y despertó en Emilia el interés por la política. Se cree que participó activamente en la campaña clandestina contra Amadeo I de España y, posteriormente, contra la República.
En 1876 ganó un premio literario ofrecido por el ayuntamiento de Oviedo, por un ensayo titulado Estudio crítico de las obras del padre Feijoo, cuyo tema era un monje benedictino. Emilia Pardo Bazán siempre tuvo una gran admiración por Feijoo, intelectual gallego del siglo XVIII, posiblemente por su feminismo avant la lettre. Ese mismo año publicó su primer libro de poemas, titulado Jaime en honor a su hijo recién nacido. A éste le siguió una serie de artículos en La Ciencia cristiana, una revista católica muy ortodoxa, dirigida por Juan Orti y Lara[6].
madre naturaleza
En 1869 ella y su marido se trasladaron a vivir a Madrid cuando el padre, José Pardo, fue elegido diputado a las Cortes tras la Revolución de 1868. Cuando dejó su escaño, los cuatro emprendieron un viaje de varios meses a Francia e Italia . Partidaria del carlismo durante el Sexenio Revolucionario , según Isaak Pavlovski Pardo Bazán llegó a traficar con armas para los defensores de Don Carlos , [ 6 ] aunque años después abandonaría esta causa. [ 7 ] Emilia publicó las crónicas de este viaje en el periódico El Imparcial -recogidas posteriormente en uno de sus libros de viajes, Por la Europa Católica (1901)-, y en ellas denunciaba la necesidad de la europeización de España, recomendando viajar al menos una vez al año como medio para educarse. [ 8 ] Según los documentos de la época, su marido José Quiroga era tranquilo y reservado. El matrimonio mantenía una buena armonía, ella le apoyaba en sus estudios de derecho y él valoraba los intereses intelectuales de su esposa. Pasaron ocho años de matrimonio hasta que tuvieron su primer hijo, Jaime (1876); después nacieron Blanca (1879) y Carmen (1881). En los años siguientes, la relación conyugal se resintió, más por los trabajos intelectuales y literarios de ella que por razones personales, dicen los cronistas. [ 2 ]
un destripador de antaño
Si se echa un vistazo a los últimos doscientos años, se puede observar que la literatura experimentó un cambio notable no sólo en cuanto a estilo y temas, sino también en lo que respecta a sus autores, que se volvieron socialmente más diversos. Resulta especialmente evidente el hecho de que, desde finales del siglo XVIII, cada vez más mujeres escritoras salieron de las sombras de las sociedades patriarcales, sobre todo en Europa. En los países más conservadores, especialmente los católicos, el desarrollo puede haber quedado rezagado, pero también allí las escritoras entraron en escena tarde o temprano. Una mujer española que ganó fama como escritora a finales del siglo XIX fue Emilia Pardo Bazán.
Ya en 1868 Emilia Pardo Bazán contrajo matrimonio con el noble gallego José António de Quiroga y Pérez de Deza y se trasladó con él a Madrid. Allí permanecieron cuatro años hasta que se trasladaron a Francia y luego viajaron por Europa con los padres de ella durante dos años. El tiempo de vagabundeo proporcionó a la escritora material para crónicas publicadas en el diario El Imparcial (reeditadas en 1901 con el título Por la Europa católica) y le permitió aprender inglés y alemán. La experiencia cambió su visión de España y la convenció de que el país necesitaba una “europeización” para ponerse a la altura de los países cultural y económicamente más importantes, especialmente Francia. Además, conoció la literatura francesa moderna.